Unificación Italiana: El Risorgimento y sus Etapas Clave
La Unificación italiana, conocida como Risorgimento, marcó el surgimiento de un reino unificado en 1861. Después del Congreso de Viena, Italia quedó dividida en varios Estados, lo que generó movimientos revolucionarios desde 1820 hasta 1848.
El papel destacado de Giuseppe Mazzini en su partido, la Joven Italia, promovió un programa nacionalista, liberal y romántico. Para 1848, la unidad ya estaba consolidada, aunque había tres modelos para lograrla:
- Proclamación de una república, propuesta por Mazzini.
- Confederación de Estados bajo el Papado, propuesta por Gioberti.
- Unificación monárquica en torno al Piamonte-Cerdeña, que prevaleció.
La unificación italiana se llevó a cabo en tres etapas, según Alberto Mario Banti en «Il Risorgimento italiano»:
1ª Fase (1849-1860):
Víctor Manuel II, rey del Piamonte-Cerdeña, lideró el proceso unificador con el respaldo de Cavour, primer ministro desde 1852. Cavour declaró la guerra a Austria, recibiendo apoyo de Francia en el Tratado de Plombières a cambio de Saboya y Niza. El Piamonte ganó en las batallas de Magenta y Solferino, incorporando Lombardía. Cavour promovió plebiscitos en los ducados de Italia central, creando el Reino de la Alta Italia en 1860.
2ª Fase (1860-1865):
Cavour buscó el apoyo de Garibaldi para incorporar el Reino de las Dos Sicilias. En 1860, Garibaldi lideró la expedición de los Mil Camisas Rojas y derrocó a los Borbones. El Reino de las Dos Sicilias se unió al Piamonte. Se unieron las Marcas y Umbria mediante plebiscito. El parlamento proclamó a Víctor Manuel II rey de Italia en 1861.
3ª Fase (1865-1870):
Se aprovecharon conflictos internacionales para unificar el resto de Estados que faltaban. Venecia se unió en 1866 tras la derrota austriaca ante Prusia. Los Estados Pontificios se unieron en 1870, tras la derrota de Francia ante Prusia en la batalla de Sedán.
A pesar de estas etapas, no todas las provincias estaban liberadas. Las provincias irredentas buscaban unirse a Italia, incluyendo áreas «francesas» de Niza y Córcega. La situación se desbloqueó después de la Primera Guerra Mundial, con Italia aliada en busca de las Provincias Irredentas, aunque no todas se transfirieron.
El fascismo consideró «irredentas» Córcega, Niza y Malta, ocupadas durante la Segunda Guerra Mundial. La relación con el Papado se normalizó en los Pactos de Letrán en 1929.
Este contenido es relevante para las oposiciones de Educación Secundaria en la especialidad de Geografía e Historia.